Cómo enseñar resiliencia a un niño
La resiliencia es otro de esos términos que parecen haber aparecido últimamente en todas partes. Otra “palabra de moda”. Muchos padres me dicen que sienten que su hijo carece de resiliencia, que su hijo no es tan resiliente como sus compañeros, o que les gustaría recibir algunos consejos para aumentar la resiliencia de su hijo. ¿Pero qué significa eso en realidad?
Bueno, lo que esencialmente me están preguntando es: “¿Cómo puedo preparar mejor a mi hijo para manejar situaciones estresantes?” No podemos proteger a los niños de todos los retos y factores de estrés que les plantea la vida, por mucho que nos guste. Cosas como el comienzo de la escuela, la pérdida de un miembro de la familia, la mudanza, el nacimiento de un nuevo hermano, una enfermedad o una lesión… son cosas que ocurren. Son una parte inevitable de la vida. Y pueden ser estresantes para los pequeños (¡y también para los grandes!). Así que, si no podemos proteger a nuestros hijos de estos factores de estrés, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo evitamos que se derrumben en un charco en el suelo cuando las cosas se ponen difíciles? ¿Y por qué algunos niños parecen afrontar mejor estos retos y dificultades que otros?
Cómo fomentar la resiliencia en un niño sensible
¿Qué es lo que permite a algunos jóvenes ir bien en la escuela, entablar relaciones significativas y sentirse esperanzados sobre el futuro, a pesar de la adversidad, mientras que otros se deprimen o son autodestructivos? Esta es una pregunta que se hace a menudo, por parte de investigadores, clínicos, padres, profesores y los propios jóvenes. Y es una pregunta que se planteó a través de la propia práctica clínica de la Dra. Tatyana Barankin.
En 1989, la Dra. Barankin fundó y dirigió una clínica en Toronto para niños con riesgo de desarrollar problemas de salud mental, la única clínica de este tipo en Canadá. Durante los siguientes 15 años, como directora de un equipo, evaluó y trató a cerca de 700 familias, todas ellas con al menos un progenitor con problemas de salud mental. Aunque vio a muchas personas abrumadas por los retos de sus vidas, también vio a otros miembros de la familia que se las arreglaban muy bien y que tenían una forma casi sobrenormal de enfrentarse a los problemas. La adversidad en sus vidas variaba: algunos habían sufrido abusos, otros tenían un padre con un problema grave de salud mental, algunos habían pasado por un embarazo en la adolescencia, otros se habían lesionado en accidentes de coche o habían llegado a Canadá buscando refugio de la guerra en su país de origen. Pero todos tenían una cosa en común: estos jóvenes consiguieron no sólo adaptarse, sino florecer, a pesar del trauma que habían experimentado. Gracias a la terapia cognitiva individual, de hermanos y de grupo, estos niños y familias se adaptaron mejor a la hora de afrontar el estrés familiar.
Factores de resiliencia
Fomentar la resiliencia en los niños es algo más que enseñarles habilidades para la vida. Descubramos qué es la resiliencia, cuáles son los principales factores de resiliencia y cómo los cuatro consejos respaldados por la ciencia pueden ayudar a criar niños resilientes.
Desde las dificultades o los abusos en los primeros años de vida hasta la pérdida de uno de los padres, la ruptura de relaciones, la pérdida de un ser querido, la pérdida del trabajo, los problemas de salud o los desastres naturales, los traumas pueden venir en cualquier paquete. Una persona resiliente puede seguir funcionando e incluso prosperar después.
Al principio, los investigadores se centraron en identificar las características individuales que constituyen riesgos potenciales, como los rasgos de personalidad y las vulnerabilidades que podrían contribuir a resultados negativos en los niños1. Pero posteriormente los investigadores dieron un giro a este enfoque: Empezaron a estudiar los factores que contribuían a obtener resultados positivos en los niños de riesgo2.
Llaman a estos factores “factores de resiliencia” o “factores de protección”. Se trata de las variables que, cuando están presentes en la vida de un niño, se corresponden con una mayor resiliencia y mejores resultados de salud. No sólo eso, sino que además parecen sumarse: Cuantos más factores de protección estén presentes, más posibilidades tendrá el niño de adaptarse positivamente a las circunstancias difíciles.
Características de un niño resiliente
Cuando hablamos de resiliencia, nos referimos a la capacidad de un niño para hacer frente a los altibajos y recuperarse de los retos que experimenta durante la infancia, por ejemplo, mudarse de casa, cambiar de colegio, estudiar para un examen o enfrentarse a la muerte de un ser querido. Fomentar la resiliencia ayuda a los niños no sólo a afrontar las dificultades actuales que forman parte de la vida cotidiana, sino también a desarrollar las habilidades y los hábitos básicos que les ayudarán a enfrentarse a los retos más adelante, durante la adolescencia y la edad adulta.
La resiliencia es importante para la salud mental de los niños. Los niños con mayor resiliencia son más capaces de gestionar el estrés, que es una respuesta común a los acontecimientos difíciles. El estrés es un factor de riesgo para las condiciones de salud mental, como la ansiedad y la depresión, si el nivel de estrés es grave o continuo.
Si usted es un profesional que trabaja con niños (como un educador o un profesional de la salud), descargue una copia de nuestra Guía Práctica para obtener información sobre cómo puede promover la resiliencia en su trabajo diario.